Las entrevistas laborales suelen ser uno de los momentos más decisivos y desafiantes en cualquier proceso de búsqueda de empleo. En pocos minutos, tenemos que transmitir lo que somos, lo que sabemos hacer, y por qué somos la mejor opción para un puesto. Y aunque muchas personas confían en “tener suerte” o en que “todo fluya en el momento”, la verdad es que un buen desempeño en una entrevista no es fruto del azar: es fruto de la preparación.
A lo largo de mi trayectoria, he aprendido que un buen candidato no está preparado, se prepara. En este artículo quiero compartirte una guía práctica basada en mi experiencia personal que me ayudó a enfrentar entrevistas con confianza, reducir la ansiedad y destacar frente a otros postulantes.

Prepárate: Sigue estos 7 puntos y marca la diferencia en tu entrevista laboral
1. Conocer a fondo el puesto
Antes de cualquier entrevista, dedico tiempo a entender en profundidad el rol al que estoy aplicando. ¿Cuáles son las responsabilidades principales? ¿Qué habilidades requiere? ¿Cómo se conecta con el resto de la empresa?
Si tengo acceso a una descripción de puesto, la analizo en detalle. Si no, investigo y trato de inferir qué se espera desde el título del cargo y la industria. Esto me permite preparar ejemplos concretos de mi experiencia que se alinean con lo que buscan. También me ayuda a anticipar preguntas técnicas o situacionales.
2. Investigar sobre la empresa
Conocer a la organización demuestra interés genuino y compromiso. Por eso, investigo a qué se dedica, cuál es su historia, cuál es su misión, su visión y sus valores. Si tienen página web o redes sociales, las reviso para tener una idea de su cultura y estilo de comunicación.
Además, si encuentro noticias recientes, logros o proyectos destacados, los llevo anotados mentalmente. Mencionarlos en la entrevista no solo muestra que hice mi tarea, sino que me posiciona como alguien que se visualiza dentro de la empresa.
3. Preparar respuestas a preguntas clave
Hay ciertas preguntas que suelen aparecer en casi todas las entrevistas. Algunas de las más comunes son:
- ¿Qué sabés sobre nuestra empresa?
- ¿Por qué te gustaría trabajar con nosotros?
- ¿Por qué deberíamos contratarte a vos y no a otro candidato?
- ¿Cuál es tu aspiración salarial?
Para cada una de estas preguntas, preparo respuestas sinceras, claras y alineadas con lo que busca la empresa. No se trata de memorizar discursos, sino de tener claridad sobre lo que quiero comunicar. Practicar estas respuestas en voz alta me ayuda a ganar seguridad y fluidez.
4. Pensar las preguntas que voy a hacer
Uno de los errores más comunes es no tener preguntas preparadas para hacerle al entrevistador. No solo perdés la oportunidad de aclarar dudas importantes, sino que podés dar la impresión de que no tenés verdadero interés.
Yo siempre llevo conmigo algunas preguntas preparadas, como por ejemplo:
- ¿Qué tiempo estiman para seleccionar a los candidatos que avanzan a la siguiente etapa?
- ¿Qué beneficios o compensaciones ofrece la empresa?
- ¿La posición es presencial, remota o híbrida?
- ¿Cómo es el equipo de trabajo? ¿A quién reporta el puesto?
Estas preguntas no solo me dan información valiosa para tomar una decisión, sino que también me permiten mostrar que estoy evaluando activamente si esa empresa es el lugar correcto para mí.
5. Elegir la vestimenta adecuada
La primera impresión también cuenta. Por eso, me aseguro de elegir una vestimenta acorde al estilo de la empresa. Si es una organización tradicional, opto por algo más formal; si es una startup o empresa más relajada, puedo ir por un look más casual profesional. Siempre limpio, ordenado y con una actitud segura.
6. Hacer un repaso mental antes de la entrevista
Las horas previas a la entrevista son clave. Me tomo un tiempo para repasar mentalmente toda la información: lo que sé sobre la empresa, el puesto, mis respuestas, mis preguntas. Esto me ayuda a bajar la ansiedad, centrarme y llegar al encuentro con una actitud enfocada y serena.
7. Calcular los tiempos de llegada
Siempre planifico mi traslado con anticipación. Me gusta llegar entre 10 y 15 minutos antes. Eso me permite tener margen ante cualquier imprevisto (tráfico, demoras) y llegar con tiempo para anunciarme y relajarme antes de la entrevista. La puntualidad es una muestra de respeto y responsabilidad.
Conclusión
Preparar todos estos puntos no garantiza el resultado final de una entrevista, pero sí te da el control sobre lo que está en tus manos como candidato. Conocer el puesto, la empresa, anticipar preguntas, pensar tus propias dudas, cuidar tu presentación y tu actitud: todo eso contribuye a que llegues con mayor seguridad, claridad y confianza.
Cuando te preparás de forma consciente, los niveles de ansiedad y miedo bajan, porque ya no estás improvisando, sino liderando tu parte del proceso. Y en definitiva, eso es lo más valioso: enfocarte en lo que sí podés controlar. Porque aunque no puedas decidir si te eligen o no, sí podés decidir cómo te presentás y qué impresión dejás.
Esta publicación es una colaboración de:
Matías Pereira
Asesor en Relaciones Laborales con más de cinco años de experiencia en Recursos Humanos, Seguridad Social y consultoría organizacional. Especializado en relaciones laborales, selección y reclutamiento de personal, administración de nóminas y asesoría en derecho laboral.
He liderado procesos y equipos aplicando estrategias orientadas a optimizar el capital humano, mejorar el clima laboral y aumentar la productividad. Como consultor, he asesorado a diversas empresas, ayudándolas a resolver problemas de gestión de personas, actualizar sus procesos internos y fortalecer sus resultados de negocio. También acompaño a personas en el desarrollo de sus habilidades para mejorar su empleabilidad.
Heading Title
En un entorno laboral cada vez más dinámico y competitivo, la tecnología se ha convertido en un aliado clave para las empresas que buscan atraer …